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La estación de Cuaresma se originó en el siglo IV DC y se extiende por 4 semanas comenzando con el Miércoles de Cenizas alcanzando su clímax durante la Semana Santa con el Jueves y Viernes Santo y concluye con el sábado antes del Domingo de Resurrección. Originalmente la Cuaresma era usada como un tiempo de prepararación para aquellos que iban a ser bautizados y también era el tiempo cuando aquellos que habían sido separados de la Iglesia, se preparaban para volverse a unir a la comunidad cristiana.

 

Los cristianos hoy en día usan este tiempo para practicar la introspección, el auto-examen y el arrepentimiento, pero estas actitudes no tienen ningún significado si las dejamos solamente en nuestro ser interior. La Cuaresma anuncia el acto supremo de Dios, su Victoria sobre la muerte y el pecado y nos reta a transformar nuestras oraciones y meditaciones en acciones y decisiones.

 

La Introspección no tiene ningún significado si no va acompañada de “re-dedicación. Nuestra introspección individual tiene que movernos hacia nuevos niveles de comunión con Dios en el cual re-dedicamos nuestras vidas a nuestro Señor y Salvador. La re-dedicación funciona dentro del nivel spiritual de cada persona.

 

De la misma manera, el auto-examen no tiene  ningún significado si no va acompañado de un renovado compromiso. Un examen honesto de nuestras vidas, requiere compromisos claros y definidos y en muchas ocasiones tenemos que re-evaluar los compromisos que hemos hecho y adoptar nuevos compromisos en respuesta al llamado de Dios. Esta renovación de nuestros compromisos está relacionada con nuestras acciones y nuestra vida diaria.

 

Finalmente, el arrepentimiento no tiene ningún sentido si no va acompañado de la reparación. Si verdaderamente nos arrepentimos de nuestras acciones tenemos que encontrar los medios para reparar aquellas cosas y personas que hemos destruido y afectado. Esto es reparación, y esta conectada con la nueva vida que Jesús nos ofrece a todos a través de su Resurrección.

 

Es my esperanza y mi oración que todos nosotros/as nos comprometamos a usar este tiempo de Cuaresma para practicar: la introspección y rededicar nuestras vidas al Señor; el auto-examen para renovar nuestro compromiso con Jesucristo; y, el arrepentimiento para reparar nuestras relaciones rotas con nuestros hermanos y hermanas.  

 

Señor, por tu misericordia… escucha nuestras oraciones!

 

Cortesía de nuestro Moerador Emeritus: José Luis Casals

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